miércoles, 18 de septiembre de 2013

El Experimento de León Foucault

Galileo Galilei
Tal día como hoy de hace ya 194 años nació el físico francés Jean Bernard León Foucault. En 1851, este avezado científico levó a cabo una prueba ante la sociedad de París con el fin de demostrar, que efectivamente; la Tierra giraba sobre su propio eje en un movimiento denominado nutación. Y el intrépido lector se preguntará ahora, como llevó a cabo este hombre su osado experimento. Llegó a situar un enorme péndulo en el Observatorio de París, el cual comenzó a balancearse. De este modo consiguió demostrar lo que otros autores, como Aristarco de Samos, Galileo y otros tantos autores a lo largo de la historia afirmaron. Que nuestro planeta realizaba dos movimientos, uno sobre su eje y otro al rededor del Sol.


Aristarco de Samos
Esta demostración científica inspiró a muchos autores para crear obras literarias, como Umberto Eco, en su obra "El péndulo de Foucalt". Y ya que estamos hablando de su obra, escribo las primeras lineas de su novela histórica: "Fue entonces cuando vi el Péndulo. La esfera, móvil en el extremo de un largo hilo sujeto de la bóveda del coro, describía sus amplias oscilaciones con isócrona majestad".


En la actualidad el péndulo se ha reproducido en innumerables ocasiones en diferentes museos científicos por todo el mundo. El péndulo de Foucault demostró sin necesitar conocimientos astronómicos iniciales, que Galileo tenía razón. El señor Foucault siempre sintió que una fascinación por el movimiento pendular. Dicha fascinación surgió en el momento que estaba en el sótano de su casa desarrollando un mecanismo basado en un sistema de relojería, el cual lo impulsaba un péndulo.


El ojo observador le llevó a entender que el sistema oscilante mantiene su movimiento siempre sobre un mismo plano, con independencia de que rote su base. Y esto le dio una idea. Un año después convocó a la sociedad de París  en el observatorio de la ciudad. Lo que pretendía era que el pueblo de París viera nuestro planeta en movimiento. Y así se reflejaba en las cuartillas de papel: "Está usted invitado a ver girar la Tierra en la Sala Meridiana del Observatorio del París":


El señor Foucault prometía a sus invitados demostrar, con un péndulo de 11 metros de largo, que el planeta giraba en torno a sí mismo. En esas cotas del siglo XIX los matemáticos y astrónomos ya habían llevado a cabo observaciones astronómicas y cálculos varios las bases del nuevo paradigma científico.Científicos de la talla de Copernico y Galileo, entre muchos otros ya dejaron bien claro a la humanidad; que la Tierra no solo nunca había sido el centro del universo con respecto al Sol; sino que también rotaba sobre su eje. Sin embargo faltaba por trasladar al campo de la practica una prueba interna más, y aquí es donde entra en escena Foucault. Su experimento fu ambicioso en un sentido, porque pretendía demostrar a través de un péndulo oscilante el giro regular del planeta sobre sí mismo.


Pero su prueba no fue la última que llevó a cabo. Un mes después repitió ese mismo experimento en el Panteón de París. Un antiguo templo que se había convertido en una morada para los héroes nacionales galos. Lo cual significó para el propio Foucault un lugar "maravillosamente apropiado para un experimento que a partir de entonces quedaría revestido de un magnifico esplendor".


La segunda prueba la llevó a cabo, con otro cable suspendido desde lo alto de la cúpula con una longitud de 67 metros y del cual colgaba una masa de 28 kg. Una vez más fue un éxito rotundo. Una barandilla circular de madera de caoba mantenía al público fuera de la zona de oscilación. Dentro de la zona cercada había un círculo de madera de seis metros de diámetro, cuyo centro coincidía con la vertical de la cúpula, y estaba dividido en grados y en cuartos de grado. Unos montículos de arena situados en la trayectoria del péndulo iban siendo derribados a su paso y poniendo de manifiesto que, efectivamente, la Tierra giraba


«El fenómeno se desarrolla con calma; es inevitable, irresistible... Viéndolo nacer y crecer, nos damos cuenta de que no está en la mano del observador acelerarlo o frenarlo... Todo el mundo, en su presencia... se queda pensativo y callado durante unos instantes y por lo general se va con una sensación más apremiante e intensa de nuestra incesante movilidad en el espacio».



El propio León Foucault escribió sobre su innovador péndulo. Este carácter creador del invento del francés radicaba, sobre todo, en la capacidad de prescindir de telescopios y teoremas para explicar el movimiento terrestre. Simple y llanamente, el péndulo de Foucault demostraba el fenómeno de forma física, «hablaba directamente a los ojos». Sin necesidad de conocimientos astronómicos.