El siguiente artículo lo escribo en honor a la imperecedera Roma, una urbe ilustre allá donde las haya. Pienso hacer una serie de artículos sobre esta bella urbe. Aunque aún no he pensado la totalidad de escritos que llevaré a la conclusión.
No tiene nada que envidiar al resto de ciudades, que han sido cumbre de los adelantos técnicos y los refinamientos culturales de la humanidad. Está a la altura, sin duda, de innumerables ciudades erigidas para dar testimonio de la grandeza de ricas y complejas sociedades e imperios, en algunos casos.
En la imagen podemos ver el Acrópolis símbolo de la antigua Atenas. Ciudad erigida en honor a la diosa Palas Parthenos, que en griego significa, Atenea Virgen.
Tiro, situada en el Líbano.
Arco triunfal romano en Tiro, Líbano.
las treinta y seis alejandrias fundadas en honor a Alejandro III de Macedonia,(Alejandro Magno).
En la imagen podemos ver una de la antiguas alejandrias en un boceto realizado en el siglo XVII.
Podemos citar el ejemplo de la ciudad de Jerusalén, ubicada en Israel.
Podría citar muchos más ejemplos, pero entonces, resultaría ser un artículo demasiado extenso. Y quizás aburriría al lector. Algo que no deseo que suceda. Bueno, volviendo al tema que nos ocupa. Como bien dije en el inicio.Agustín de Hipona, o San agustín, para los cristianos. La denominaba la ciudad celeste.
Comenzaré con una breve síntesis del contexto histórico para ofrecer una breve explicación del origen de la ciudad. Para comprender mejor sus orígenes nos debemos remontar a los siglos VIII y VII a. C. la Península Itálica estuvo habitada por diversos pueblos:
- Los etruscos se asentaron al norte, junto a la costa oeste.
- Los griegos se asentaron al sur.
- Y en Roma se establecieron los latinos.
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